A medida que la vorágine de la vida lo permita, se abrirá este espacio para compartir algunas obras que podrán encontrar en las bateas físicas y virtuales. Si de los tres discos de hoy escuchan uno entero, la satisfacción será enorme.
Las disquerías fueron y son un refugio donde la o el melómano pasan a desconectarse un toque de los quilombos del mundo, un lugar donde el tiempo transcurre rápido, así como el agua entre los dedos. Un lugar al que ibas a chequear si había llegado el disco que pediste, para averiguar si se podía conseguir otro, para revisar novedades o simplemente por vicio. Y ese pasar, por el motivo que fuera, tenía el extra de entablar una conversación con quien laburaba ahí. Una persona con la que podías forjar una amistad o al menos el vínculo necesario como para que te recomendara un álbum. Y muchas veces no te lo ofrecía porque era el disco del momento y el ranking decía que era el más escuchado. Ese laburante del formato físico te recomendaba algo puntual porque te conocía a vos, porque sabía que ese puñado de músicas te iba a gustar. Es más, si el vínculo era más profundo, te podía llegar a recomendar un disco que a vos te podría forjar una sonrisa si ese día estabas bajón, o bajarte un cambió si la vida te tenía con ansiedad.
Ahora el que recomienda es un algoritmo que no sabe qué es la alegría o qué es la tristeza porque nunca las sintió. Y es cierto que todavía no hay mucha confianza, pero tal vez las músicas que habitan este texto tengan los elementos necesarios como para robarte una sonrisa en este mundo despitucado.

Ella Fitzgerald – The moment of Truh: Ella at the Coliseum
Ella Fitzgerald es como Gardel, cada día canta mejor. Y la certeza de esa afirmación la podrán encontrar en “The moment of Truh: Ella at the Coliseum” un trabajo de swing delicioso que se grabó el 30 de junio 1967 en Oakland, California, Estados Unidos. Ella tenía 50 años cuando entonó estas canciones acompañada por la orquesta de Duke Ellington, quien no tocó el piano esa noche. Jimmy Jones se encargó de las teclas, Bobby Cranshaw estuvo en el contrabajo y Sam Woodyard de la batería. En la orquesta estaban muchachos como Cootie Williams, Harry Carney, Paul Gonsalves, Jimmy Hamilton, Johnny Hodges. La primera dama del jazz se encontró con los pesos pesados del swing, una combinación que te roba una sonrisa, como cuando combinas milanesas con puré, o pan casero con manteca y dulce. Si vos que estás del otro lado no la tenés mucho a Ella va un link con un podcast con algo más de data (https://open.spotify.com/episode/4zQ72aeY7wwiCuVPRfqtPP) pero en resumen, Ella fue es y será una de las mejores cantantes de la historia de la humanidad.
En esa época la cantante había terminado su contrato con el sello Verve, y entre el 65 y el 68 compartió varios shows con la orquesta de Duke. Norman Grantz, era el manager y productor de Ella. El tipo fue uno de los grandes empresarios del jazz, fundador del sello Verve y también del sello Pablo, entre otros. Y no fue solo un empresario, también fue alguien que peleó con todo lo que tuvo a su alcance para lograr la integración entre blancos y afroamericanos en el país del norte, fue un militante por los derechos civiles. Norman no solo laburaba en un escritorio, también iba de gira, y como tenía los aparatos y el conocimiento, grabó muchos shows. Algunos los editaba, otros los guardaba en su casa. Norman falleció en el 2001, pero dejó una herencia que hace de este mundo un lugar mejor. Este material salió de la casa de este visionario del jazz, cintas que quedaron guardadas, que se encontraron y que llegaron a las bateas el 28 de febrero del 2025. Unas músicas que la tienen a Ella en un momento brillante de su carrera. Bah, Ella es como Mercedes Sosa: siempre brillaron. Pero esta grabación quedó realmente muy bien. No es de esos discos en los que se escucha más la avaricia de los empresarios/familiares que lo editan más allá del talento de los músicos. Este no es el caso, acá la música es extraordinaria y se publicaron a través del sello Verve.

Bradee Younger – Gadabout Season
“Gadabout Season” es un trabajo que tiene el sonido del arpa como columna vertebral, un instrumento que en el jazz asociamos automáticamente con Alice Coltrane. Un instrumento que en esta era la tiene a Brandee Younger como una de las artistas más talentosas de la actual generación de arpistas. Younger llegó a este mundo en 1983 y creció en una familia donde nunca faltó la música. Su papá le presentó la música de Alice a Younger, artista que decidió estudiar música, y que en el 2011 publicó su primer disco como solista de forma independiente. En el 2021 firmó con el selló Impulse con el que publicó 3 álbumes. El tercero se llama “Gadabout Season” y llegó a las bateas en junio de este año. Una obra preciosa que es menester escuchar de principio a fin, porque este es un disco que tiene momentos ideales como para acompañar una meditación, un disco que colabora en bajar un cambio en este contexto tan acelerado. Younger firmó las 10 composiciones de este material que grabó (en su mayoría) con el arpa que le perteneció a Alice Coltrane, lo que no implica que sea un disco en el que imita la música de quien fuera la dueña del instrumento. Todo lo contrario, usa un instrumento histórico para presentar una sonoridad moderna, contemporánea, con momentos de alto vuelo que se logran a partir de la fusión de los talentos de Younger, y de sus laderos: Rashaan Carter fue el bajista y productor y Allan Mednard el baterista. Además hay un par de invitados que aportan sus sonidos para darle aún más brillo a un disco que por momentos puede hipnotizarte.

Gina Coleman – Unequivocally Blue – 2025
Disfrutesmo de este disco precioso, super cálido que se llama “Unequivocally Blue” que en nuestro idioma sería “Inequívocamente Azul”, un trabajo que tiene la firma y la esencia de Gina Coleman: una cantante que desde hace más de tres décadas aporta le aporta al mundo una voz profunda, una voz que lamentablemente no tiene la visibilidad que merece por fuera de los Estados Unidos. Una voz que empezó a estudiar piano a los 4 años. Su abuelo le regaló el instrumento y ella lo estudió hasta los 14. Alguna vez dijo que el profe que tuvo no era muy bueno como docente, pero más allá de eso, le dejó una base sólida de conocimiento de músical. Gina estudió Literatura en la Universidad y una vez que se recibió, empezó a laburar como ayudante en un colegio secundario. Una noche de 1990 se organizó una juntada de profesores en un bar. Allí se armó una mesa, pidieron bebidas, y alguien se dió cuenta de que esa noche había una competencia de karaoke. El que ganaba se llevaba 75 dólares. Los colegas le insistieron. “Dale, canta, dale…”; y Gina se anotó y cantó una versión a capella de “Mercedes Benz” de Janis Joplin. El bar se vino abajo, Gina ganó y a la semana siguiente volvió. En ese segundo encuentro con el micrófono ya había un par de músicos que la esperaban para poder acompañarla. A mediados de los 90 armó Cole Connection, su primera banda. En 1999 decidió fundar otra agrupación, una banda que se llama Misty Blues Band, grupo con el que editó más de 10 discos de blues eléctrico, un contraste hermoso con “Unequivocally Blue”, un disco de sonido cálido, acústico, el primer disco como solista de Coleman. 11 canciones que grabó un día después de la muerte de su madre.
Hablamos de un disco de blues con un audio que cierra la grieta entres quienes adoran el pasado y quienes prefieren el sonido más moderno de este género emblemático. Gina aportó la voz y la guitarra, Seth Fleischmann tocó la guitarra, Ronan Chris Murphy la pandereta y Diego Mongue (el hijo de Gina) se encargó del bajo, la batería y la percusión de una obra de arte que se publicó en junio de este 2025.